Hidrógeno verde.
El plan aprobado por el Gobierno triplica la apuesta por el denominado “carbón del futuro”. La demanda aún es muy baja y los expertos critican cómo se está desarrollando el sector.

Hace más de un siglo, Julio Verne pronosticó (La isla misteriosa) que el agua sería el carbón del futuro. Si viviera, Verne estaría probablemente tan esperanzado como decepcionado. El agua ,en realidad, uno de sus componentes, el hidrógeno es una gran esperanza energética para el mundo.
Pero siglo y cuarto después de su apuesta, los hidrocarburos siguen siendo indispensables a pesar de su impacto en el medio ambiente. Construir un ecosistema nuevo no es fácil, y menos aún cuando hay dudas —de la autoridad de Competencia española, del Tribunal de Cuentas de la UE— en la ecuación coste-rentabilidad del hidrógeno.
Hay que apostar y España lo ha hecho: triplica los objetivos a seis años vista y es el país que más proyectos ha presentado —46, de 132— al Banco Europeo de Hidrógeno, la herramienta de la UE para ayudar al despliegue de la nueva piedra filosofal de la energía. Todos los grandes grupos energéticos —Cepsa, Iberdrola, Enagás, Endesa, Naturgy y Repsol— están en la carrera.
La actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) recién aprobada por el Gobierno apuesta por el hidrógeno verde, el producido con energías renovables para separar las moléculas del agua. Estima una potencia instalada de electrólisis de hasta 11 gigavatios (GW) para 2030. Un enorme salto para lograr la descarbonización total de la economía en 2050.
El Gobierno cree que el hidrógeno verde representa una oportunidad estratégica para España. También lo cree Enagás, convencida de que la Península puede convertirse en un centro neurálgico de exportación de esta tecnología dentro de Europa. La gran apuesta por el hidrógeno se materializa en la creación del Corredor Ibérico del Hidrógeno (H2Med), un proyecto de infraestructura que en 2030 debería permitir la exportación de hidrógeno verde desde España hacia el resto del continente.
El H2Med, con Enagás como gestor provisional de la red troncal del hidrógeno, contempla un hidroducto de 248 kilómetros que unirá Portugal y España por Zamora y una conexión marítima de 450 kilómetros que unirá Barcelona con el nudo industrial de Fos-sur-Mer, cerca de Marsella (Francia), con una inversión bruta prevista de 2.500 millones. Es un gran bocado en el que Europa acompaña.
El objetivo de producción de la UE es de 10 millones de toneladas anuales de hidrógeno verde en 2030, y Bruselas ha aprobado 1.200 millones del fondo de recuperación de la UE para las plantas de producción españolas con una capacidad igual o superior a 100 megavatios. Ayudas para desarrollar “valles del hidrógeno” en todo el país.





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